Raúl Santana (Del texto publicado en “ARTINF” año 12, número 64/65, invierno 1987).
“Las imágenes de Tabbush, aunque a simple vista no se perciba, son fruto de un azaroso diálogo con el grafito. Sus figuras, más que construidas o establecidas son encontradas, rescatadas de las múltiples gradaciones de valor que trata el artista con el manejo de la carbonilla. Podría afirmarse que sus planteos se emparentan con los surrealistas porque surgen de un particular automatismo. Y de hecho, el mundo que Tabbush nos propone es una mezcla de vigilia y sueño, donde una humanidad sin rasgos peculiares, casi arquetípica, pareciera hacerse señas y buscarse en un perpetuo desencuentro.
Sus obras invitan a una detenida contemplación porque su elocuencia es contenida. Todo sucede prolijamente, sin sobresaltos, apareciendo en esa maraña u oleaje donde el transcurrir es lento, angustioso.
Aun en las obras donde el artista aventura el color, sus imágenes se comportan sin grandes contrastes, porque reina el dibujo.”
Osiris Chiérico (Del prólogo en el catálogo de la muestra de dibujos del artista realizada en la galería Suipacha en noviembre de 1983).
“En algunas de sus obras Tabbush puede parecer acercarse a la abstracción, en el sentido excluyente y cuestionable que se dio o quiso darse al concepto en determinadas experiencias supuestamente despersonalizadas, pero es evidente que éste no es su caso. Se reconozca en mayor o menor medida el protagonismo de la figura en su producción, se pueda considerar la utilización del signo, sobre todo en los trazos que envuelven, cruzan, dialogan o actúan en ciertas imágenes suyas. También mantiene un permanente compromiso con la realidad y puede anticiparse, con seguridad, que esa actitud no ha de variar, tome su producción los caminos que pueda tomar. En principio vertebra su lenguaje, ama el dibujo como tal, se acerca a sus leyes como lenguaje y se propone asumirlas (sigue siendo un dibujante aun cuando incorpora el color a sus obras) se reafirma expresivamente en sus posibilidades, las explora, experimenta con ellas, les incorpora recursos que retoma o inventa –a veces en el revés trabajado del soporte–, la utilización de texturas causales o provocadas hace en fin de su trabajo un ejercicio apasionado. Y éste es su incuestionable mérito.”
Aldo Galli (De su crítica aparecida en el diario “La Nación” el 18 de abril de 1987).
“Los dibujos del uruguayo radicado en Buenos Aires Roberto Tabbush que se exhiben en ‘El Mensaje’ revelan la actitud de quien domina los recursos propios de la técnica que emplea.
Desde la aplicación de planos, que reconocen las formas de la figura humana, hasta la acentuación de líneas que enriquecen y realzan la imagen, todo en su obra tiende a resolverse con un giro introspectivo que impresiona como un esfuerzo marginado de influencias, aunque algo reiterado en los planteos.”
Albino Diéguez Videla (De su crítica publicada en el diario “La Prensa” el 29 de agosto de 1993).
“Este dibujante sensible nos tenía acostumbrados a sus enfoques de Buenos Aires, pero en la serie que presenta en H. y H. Boggiano, nos regala la sorpresa de sus captaciones del mar. Aunque el auténtico hallazgo sean los desnudos femeninos logrados conceptualmente, con un trazo de seguridad asombrosa.”
Albino Diéguez Videla (De su nota crítica publicada en “La Prensa” el 3 de noviembre de 1996).
“Ahora, en los pasteles acuarelados de Roberto Tabbush se han detenido paisajes de un lirismo que esquiva las referencias testimoniales. Por ese motivo es más fácil calibrar su actitud, que se centra en la manera de concebir la realidad y no la anécdota. Otro cambio positivo, que, además, anuncia un próximo despojamiento ya notable en el cromatismo y la estructura de los fondos.”
Albino Diéguez Videla (De su crítica publicada en el diario “La Prensa” el 19 de abril de 1987)
“Los dibujos de Roberto Tabbush especulan sobre el cuerpo, sus movimientos, sus alternancias. Ese aire que parece envolver la materia, ciertos gestos detenidos en ella, explican más que una descripción un motivo de indagación estética.
Sin embargo, Tabbush no se queda en la superficie –sus trabajos son de una gran belleza formal– gracias a un oficio que se nota acabado. La dramaticidad de ciertas expresiones del rostro, la seriedad contemplativa de algunas de sus ‘máscaras’ crean un cortejo, un eslabonamiento de carácter escénico tras cuya apariencia palpita silenciosamente la angustia de algún enigma inconfesado.
El silencio del cuerpo –como una metáfora visible sobre la soledad y el aislamiento– se impone desde cada trabajo donde la exquisitez de la forma no pierde fuerza comunicativa.”
Alfredo Cernadas Quesada (De su nota crítica aparecida en “Buenos Aires Herald” el 23 de junio de 1991)
“There’s more to delight the eye and also the mind around the corner (H. & H. Boggiano) Roberto Tabbush pastels. This time the artist, whose black and white charcoal drawings earned him praise, plunged into the world of colourwith very happy, lively results. He turned our beautiful land and cityscapes with especially poetic results due to his mastery of the difficult pastel technique, and admirable sens of colour and an exquisite sensitivity not devoid of bold, effective touches. Indeed, the balanced vividly coloured shapes (green dominates) and gentle, hazy areas is quite striking.”
Alfredo Cernadas Quesada (De su nota crítica aparecida en “Buenos Aires Herald” el 29 de agosto de 1993).
“Roberto Tabbush is also staging a comeback after a couple of years absense from the local art scene. He is again showing pastels, a technique which he now masters in a truly virtuoso manner. He mixes oil and chalk pastels and obtains remarkable results. But it’s not his technical prowess what makes his worknote-worthy.
His knowhow serves a sensitive, creative artist. Fascinate by ports, Tabbush recreates their misty, murky magic like few others haze.”
Laura Feinsilber (Del prólogo de la muestra de pasteles del artista realizada en la galería El Socorro del 30/10 al 20/11/96).
“Confiesa Roberto Tabbush que pinta un sueño recurrente; una ciudad sobre una colina, un río, el puerto de Montevideo, su ciudad natal.
La materia, pastel-acuarela, es azarosa, elementos como el pigmento y el agua se acoplan al papel cuyo blanco se integra a la imagen que Tabbush plasma luego de darse el lujo de tomar apuntes au plein air, así sencillamente, cuando hoy se leen para referirse al arte crípticas expresiones del tipo ‘patología de la imagen’, ‘constelación magnética con su disipante ondular’, que alejan al contemplador.”
Agradecemos a Tabbush su sensibilidad para reflejar un paisaje que no quiere olvidar. Por allí se cuelan algunas figuras y hace su irrupción un rojo atrevido. El camino está abierto, quizá para manifestaciones más riesgosas.
Fermín Fèvre (Del prólogo del catálogo de la muestra “Paisajes de la memoria” galería El Socorro. Del 10/11 al 30/11/99)
“Tabbush indaga en sus búsquedas como queriendo penetrar en su interior desde sus percepciones. Pintar a la ciudad o pintar al río no es otra cosa que buscarse a sí mismo. En su caso, no hay duda que pinta por necesidad expresiva y por placer, pero haciendo de ello, al mismo tiempo, una indagación curiosa. Este artista no tiene una urgencia expresionista cuando trata estos temas sino una actitud contemplativa desde la cual desarrolla en imágenes el mundo de sus sueños y percepciones.
Sin embargo, las cosas cambian cuando se ocupa de la figura humana, sea que la incorpora a sus paisajes urbanos o la trate de manera independiente. Entonces el dibujo se hace más protagónico y el tratamiento del color adquiere un sentido más expresionista. Hay como dos mundos expresivos diferentes en este artista, determinados por las temáticas que aborda. Artistas como Roberto Tabbush nos muestran que es posible utilizar el fragmentarismo actual y no por ello caer en la deconstrucción nihilista y negativa.
El sentimiento no puede estar ausente, ni en el artista ni en los hombres. No sólo es posible sino necesario vivir con intensidad nuestras percepciones afectivas. Hace a la naturaleza humana y no hay por qué mutilarlas.
Frente a los nuevos dogmatismos de la moda estética hay artistas que se mantienen independientes y actúan con total libertad, guiándose por sus mandatos interiores. Roberto Tabbush es uno de ellos.”
Rosa Faccaro (De su nota “El paisaje de Roberto Tabbush, la reverberación de la luz” en la revista Arte y Antigüedades, Buenos Aires mayo de 2000, páginas 42 y 43)
“La escuela de Joaquín Torres García no está ausente de su obra. Pero vemos en ella no sólo un sistema imperante, sino la claridad reverberante de la luz como predominio total en la captación luminosa del paisaje. La singularidad de Roberto Tabbush se encuentra en el tratamiento filigranado de la línea, nada racional, temblorosa, cortada, como un itinerario hacia el paisaje iluminado.”
Fermín Fèvre (Del prólogo del catálogo de la muestra “Puertos, figuras y otras locuras” realizada en la galería Azul de Felipe Covarrubias del 15 de febrero al 13 de marzo de 2002. Guadalajara, México)
“Cuando se ocupa de la mujer aparece una gran sensualidad. El dibujo es más cerrado. Los colores alcanzan cierta vibración y las imágenes se vuelven más realistas. De todos modos, si bien parte del modelo vivo, el peso determinante es, también, imaginativo. La mujer pintada no es la misma que la que posó. Es una creación plástica.
Mariana Islas (De su nota aparecida en “El Informador” de Guadalajara (México) el 15 de febrero de 2002)
“Algunos de los cuadros ahí reunidos se inscriben en el expresionismo aprendido sobre todo de Goya, el cual le permite desarrollar una pintura automática, un trazo que lleva a otro trazo no planeado. Aunque Tabbush vive enamorado de Buenos Aires, cuyos pasos lo han llevado a exponer en varias ciudades de América Latina y de Europa, como Francia e Italia, pero sobre todo aprovecha aprehender en sus lienzos las verdaderas enseñanzas del arte.”